Semana 9
BITÁCORA NÚMERO 7
CLASE
19 DE MARZO
No puedo decir cómo fue
el clima de esa mañana, cuánto tiempo me demoré desplazándome a la universidad,
a quién saludé, en dónde me senté o cómo se veía el trayecto. Y no lo puedo
hacer no porque no quiera, sino porque no puedo. Todo fue muy rápido. El día
anterior había vuelto a mi casa, con mis maletas llenas de ropa, con miedo y una tristeza profunda. Mi regreso se
anticipó porque el nuevo Coronavirus, COVID-19, llegó a Colombia.
Mi regresó a casa
estaba programado para el final del semestre. Eventualmente visitaría a mi familia,
pero solo por el fin de semana. Sin embargo, la emergencia que ha ocasionado el
coronavirus me obligó a volver antes. Solo el domingo la universidad decidió
suspender las clases presenciales y comenzar con las clases virtuales y ahora
estaba ahí, frente a un computador escuchando la clase.
La universidad tuvo que
tomar esta medida para proteger la integridad y salud de toda la comunidad universitaria.
Sinceramente, pensé que por ser un sistema alternativo, al que no estaban
acostumbrados, todo iba a salir mal, las clases se iban a caer y aplazarían el
semestre. Pero, para mi grata sorpresa, ha sido todo lo contrario. Las
plataformas han funcionado muy bien, los estudiantes y profesores nos hemos
adaptado rápido y las clases se han seguido impartiendo.
No niego que ha sido un
cambio drástico. Como dice mi mamá: “uno no sabe lo que tiene hasta que lo
pierde” y ahora entiendo el significado de esta frase. Nunca antes había notado
lo bien que me hacía ir a la universidad, tomar un bus (por raro que suene),
caminar, o correr, por la universidad, saludar a mis compañeros y profesores, sentarme
en el mismo puesto de siempre, ver lo que hacían los demás y estar, solo estar
sentada ahí rodeada de más personas.
En ese momento, esa
mañana del 19 de marzo, lo único que me acompañaba era mi computador y un café.
Me levanté 10 minutos antes de las 7, encendí el computador y me conecté a la
clase. Al escuchar al profesor sentí nostalgia por lo que antes tenía y no vi.
La sesión comenzó a la hora habitual y el profesor saludó animadamente. Estaba
muy emocionado de que la mayoría, si no son todos, se hubiesen conectado a la
clase.
Para mantener algo de
nuestra rutina semanal, comenzamos la clase leyendo las bitácoras de la clase
anterior. La primera fue la de Antonio Alejandro. Me sorprendió mucho su texto
y, ahora que lo pienso, en este momento estoy escribiendo muy parecido a él. En
su escrito mostraba sus sentimientos, sobre todo de preocupación, por el cambio
tan fuerte que ha tenido el mundo con esta crisis. Ante esto, Cobos nos dijo
que más allá de la crisis que se está presentando por el virus en sí, la
verdadera dificultad es la “infoxicación”.
Este término es un
viejo conocido para mí porque lo reconozco desde primer semestre cuando me lo
explicaron en Documentación. Básicamente, se refiere al estado de
contar con demasiada información
para tomar una decisión o permanecer informado sobre un determinado tema.
Es decir, es la situación de exceso informacional en la que tienes más
información para procesar de la que humanamente puedes. Para
contrarrestar este efecto, el profesor nos dijo que optáramos por evitar los
medios de comunicación o entraríamos en pánico.
La
segunda bitácora fue la de Adriana. Este escrito fue mucho más específico
aunque decía que los ejemplos siempre eran de la Pontificia Universidad
Javeriana, algo que no me pareció tan cierto y que el profe aclaró diciendo que
no siempre es así. Por otra parte, se resaltó la importancia de fortalecer el
músculo de la escritura para todo, pero especialmente para esta materia. Para
finalizar esta parte de la clase, a petición de Jorge, el profesor nos mostró un
vídeo bitácora que, a mi parecer, estuvo muy bien y cumplía con los objetivos.
Ahora
sí, entramos en materia. El tema del día era: los alcances de la investigación.
Aclaramos que hay dos enfoques de investigación, el cualitativo y el
cuantitativo. Por su parte, hay 4 alcances de investigación: el alcance
exploratorio, el descriptivo, el correlacionar y el explicativo. Estos alcances
son importantes determinarlos porque de ahí depende el diseño de la
investigación, los datos que se recolectan, la manera de obtenerlos, el muestreo,
entre otros factores. Entendimos que el alcance del estudio depende del estado
de conocimiento del tema (estado del arte) y del enfoque que se le quiere dar.
Así pues, el profesor explicó de qué se trata cada alcance:
El primero es el
alcance exploratorio y lo que busca es analizar un tema poco estudiado y que
nos ayude a familiarizarnos con fenómenos sociales, culturales, entre otros,
desconocidos. Por ejemplo, este tipo de alcance se aplica a la investigación sobre
una enfermedad nueva (coronavirus), las consecuencias de una catástrofe natural
o la opinión sobre un nuevo gobernante.
El segundo alcance es el descriptivo y lo que hace es
describir situaciones, eventos o hechos, decir cómo es y cómo se manifiesta. Es
el caso de un censo nacional, la satisfacción laboral de un empleado con su
empresa o el comportamiento de una comunidad respecto a la intolerancia familiar.
El siguiente tipo de alcance es el correlacionar y busca señalar la
relación reciproca de dos o más cosas, o sea, conectar una variable con otra.
Se podría representar en la relación de la motivación y la satisfacción laboral
con la productividad de una empresa.
Por último está el alcance explicativo que responde a las causas de un fenómeno
y explica el porqué de esa situación. Por ejemplo, una investigación que
intenté demostrar por qué el machismo rige determina comunidad.
Para verificar que hubiésemos entendido el profesor hizo un quizziz. Me propuse
quedar en el primer puesto porque, primero, había prestado atención y, segundo,
quería demostrarme a mí misma que aún en medio de esta situación podía rendir y
dar lo mejor de mí. Finalmente, fui la ganadora y, realmente, eso me hizo sentir
muy orgullosa de mí. No era nota, pero para mí era gratificante.
Para finalizar la clase, Cobos nos dijo que se sentía muy feliz y agradecido
de que mostráramos tanto interés en la clase. Yo también estaba feliz. Sentí
que a pesar de que afuera las cosas no estuvieran tan bien, las clases son una
forma de distraer nuestra mente y seguir activos. Quiero creer lo que decía Víctor
Hugo y seguir: “incluso la noche más oscura terminará con la salida del sol”.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarApreciada Paula. Muchas gracias por compartir tu bitácora y por ser abierta con tus sentimientos y pensamientos frente a esta situación. Vas por buen camino, ya que deduces y concluyes a partir de las clases. Como observaciones, te sugiero conectar más lo aprendido con otras asignaturas, libros, estudios científicos, etc. Recuerda que la meta es llegar al nivel Analítico Crítico Propositivo, en el que planteas nuevos saberes y vas más allá de las conexiones. ¡Muchos éxitos!
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