Semana 14




BITÁCORA CLASE 30 DE ABRIL
METAMODELOS

Últimamente, los días se pasan muy rápido. Siento que el tiempo no me alcanza para hacer todo lo que tengo que hacer. Ya era jueves y estaba muy preocupada. Se suponía que ese día tendría la exposición que me habían asignado desde el inicio del semestre y temía que el internet no funcionará y no pudiera hablar. Sin embargo, nunca llegó nuestro momento de intervenir y el profesor nos dijo que la siguiente clase tendríamos el tiempo para exponer.

Como todos los jueves, la clase de Investigación Social comenzó a las 7 en punto. El profesor, Cobos, como siempre, saludo animadamente a todos los estudiantes y con algunos mantuvo una conversación un poco más larga. Hablando con uno y con otro encontró un patrón: los estudiantes, a pesar de estar asistiendo a las clases virtuales, sienten la necesidad de asistir a clases presenciales.

Fue curioso, para mí, notar que incluso en algo tan “normal” como preguntar por la adaptación a la nueva situación se pueden aplicar conceptos que hemos visto en la clase, como la teoría fundamentada. Es decir, el profesor hizo varias preguntas a diferentes estudiantes, recolectó información y puntos de vista, para luego encontrar los puntos en común y generar una teoría
  
Así pues, Cobos nos dijo que por la virtualidad se pierden muchas cosas, como el lenguaje verbal. Me emocionó que mencionara eso porque hace parte de mi exposición y siento que mis compañeros entenderán la importancia del comentario del profesor cuando escuchen lo que les explicaremos. Así mismo, él hizo una reflexión: la educación universitaria está planteada para ser impartida en clases magistrales y no funcionan, en la misma medida, las clases virtuales. No importa la plataforma, lo que importa es cómo se da la clase y el involucramiento de los estudiantes en su desarrollo.  

Como siempre, nos contó una anécdota relacionada con el comentario. En el 2014 por primera vez tuvo que dar clases de forma virtual y se dio cuenta que exige más compromiso de parte y parte. La clave para tener una sesión exitosa era que todos participaran y la construyeran en conjunto.

Después de esa reflexión, se dio paso a la lectura de las bitácoras. Ese jueves, a diferencia de los demás, solo leímos una, la de Karen Franco. Realmente, me sorprendió gratamente el nivel de intertextualidad que manejó en su escrito. Relacionó cada concepto visto en la clase con otras materias, con su vida personal y con la relación que tiene con su hermana gemela. Eso nos demostró, una vez más, que, tengamos o no un hermano gemelo, debemos salir de nuestra zona de confort, marcar la diferencia, saltar al vacío y dar ese paso de confianza.

A continuación, el profesor explicó el tema del día: el metamodelo. Es una especie de guía práctica para obtener información. Este se refiere al proceso de convertir los pensamientos en palabras con la mayor precisión posible. Es necesario porque el lenguaje tiene un significado de representación lingüística interna o estructura profunda y el otro  la comunicación verbal o estructura superficial. Lamentablemente, existe una brecha entre estas dos estructuras que evitan que nos comuniquemos de una forma eficaz y adecuada.

Este metamodelo es una técnica para hacer entrevistas en investigación social diferente a las de periodismo que permiten precisar cómo se traducen los pensamiento en palabras, ya que, generalmente, decimos menos de lo que pensamos y, por medio de preguntas, se intenta llegar a lo que la gente verdaderamente piensa.

Todos, aunque inconscientemente, al hablar generalizamos, distorsionamos y eliminamos o seleccionamos lo que le diremos a nuestro interlocutor, por lo que las preguntas se hacen necesarias para recuperar información y conocer la experiencia completa. Además, son importantes porque evitan la ambigüedad presente en todos los procesos de comunicación.

Hay diferentes tipos de metamodelo. Está el de generalización que se refiere a “el proceso por el cual una parte del modelo que una persona tiene en su mente es separado de la experiencia original para representar una categoría de la cual la experiencia es un ejemplo”. Este se divide en cuantificador universal, operador moral y pérdida de concreción.

El segundo es el de distorsión que es el proceso que nos permite hacer cambios en nuestra experiencia de los datos sensoriales que recibimos haciendo falsas interpretaciones de la realidad. Se divide en: nominalización, modelo casual, lectura mental, equivalencia compleja y presuposiciones.

El tercero, y último, es el de eliminación: el proceso por el cual prestamos atención selectiva a ciertos aspectos de nuestra representación personal del mundo, excluyendo o eliminando a otros. Se divide en: omisión simple, falta de índice referencial, omisión de comparación y verbos inespecíficos.

Fue revelador entender este tema porque días después, leyendo un texto de Lakoff sobre el pensamiento progresista y republicano lo vi reflejado. El autor se pregunta al inicio del texto qué hace que una persona vote por  un conservador o liberal y encamina su investigación con muchas preguntas. Sin embargo, lo singular es que nunca menciona un “por qué”. Siempre busca relaciones, saber el cómo, el qué, cuál, etc. Esto le facilita llegar a la conclusión de que todo se basa en los valores morales familiares que, inconscientemente, influyen en la postura política del individuo. Ahora, para mí, es claro que si solo hubiese preguntado el porqué de su ideología política, las personas tenderían a decir que por sus intereses o la tradición simplemente.

La verdad, el tema me quedó sonando e intenté aplicarlo con muchas personas, pero, la verdad, la gente suele impacientarse al escuchar tantas preguntas seguidas y, de cierta forma, creo que se sienten desnudos. Responder a esas preguntas es como revelarle el verdadero yo al otro, dejarle conocer su esencia y los factores que determinaron y definieron su personalidad y su carácter.

Por ejemplo, creo que va de la mano con algo que me pasó hace poco. Yo siempre he dicho que mi sabor favorito es el sabor a mandarina. Siempre que me preguntaban el porqué respondía que me parece un sabor único y que se encuentra en muy pocos productos. El que preguntaba se convencía y yo también. Sin embargo, hace un mes, más o menos, una amiga me pregunto: ¿cómo te hace sentir el olor a mandarina? No niego que la pregunta me pareció muy extraña, pero supe la respuesta. Me hacía sentir nostálgica y melancólica. Fue raro ser consciente de esa emoción. Luego, me interrogó nuevamente: ¿tienes algún recuerdo especial con una mandarina? El sentimiento de ese momento no se puede expresar con palabras, pero fue demasiado fuerte. Tuve un flashback en el que me vi sentada, al lado de mi abuelo, mientras él tocaba guitarra y yo comía una  mandarina.

Hasta ese momento, desconocía que mi gusto por las mandarinas venía de los momentos que compartí con mi abuelo. No sabía que algo como una elección determinada por un sabor podía estar relacionada con un recuerdo muy importante. Definitivamente, el simple por qué no me permitía conectar mi estructura profunda con mi estructura superficial o comunicación verbal.

El descubrimiento me dejo tan impactada que se lo conté a las personas más allegadas a mí. Por eso, en esta semana, le conté a mi novio. A él le pareció muy curioso que existiera una conexión entre dos cosas tan diferentes. Así seguimos hablando y comentamos algunas canciones que eran importantes para nosotros.

-¿Cuál es tu canción favorita?, pregunté.
- Eso y más de Joan Sebastián, respondió.
- ¿Qué tiene de especial la canción?- indagué nuevamente.
- La letra, es muy bonita- replicó.
- ¿Qué te transmite?- pregunté una vez más. Sentía que se estaba impacientando.
- Muchos sentimientos- respondió.
- ¿Qué tipo de sentimientos?- inquirí.
- Mucha paz y amor sincero- expresó.
- ¿Cómo es el amor sincero para ti?- pregunté otra vez.
- Como el de mis padres. Siempre que escucho esa canción pienso en la relación de mi mami y mi papi y todo lo que hicieron para estar juntos. Creo que esa canción me hace pensar que si hay un amor para toda la vida y que las dificultades no pueden ser obstáculo cuando hay un amor fuerte- respondió con mucha convicción.

Él se rió y dijo que tal vez nunca lo había pensado mucho, pero que esas eran las palabras correctas para definir lo que representaba esa canción para él. La verdad, me sorprendió mucho que con las preguntas correctas podemos llegar a verdades muy profundas.




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