Semana 6
BITÁCORA DE LA CLASE
JUEVES 27 DE FEBRERO
Ese día, a diferencia de los
jueves anteriores, hacía menos frío en Chía. Como todos las jornadas en las que
tengo clase de 7, me levanté, me alisté y desayuné en 40 minutos, algo que
parece difícil para alguien que se toma mucho tiempo para hacer cada cosa. Como
siempre dice mi papá, “más vale tarde que nunca”, aunque en este caso no se
aplicaba porque si me demoraba mucho, no llegaba a tiempo, me quedaba afuera y
la madrugada hubiese sido en vano.
Caminé rápidamente para
llegar a la universidad y cuando estuve adentro me relajé un poco porque iba a
tiempo. Llegué al salón, me dirigí al mismo puesto de todos los jueves, saludé
a Valentina y Alejandra, revisé mi celular y me dispuse a escuchar la clase. El
profesor comenzó alrededor de las 7:10, ya que muchas personas no habían
llegado y, en realidad, nunca llegaron. Faltaron muchos estudiantes a esa
sesión y cuando el profesor llamó la lista, les puso la falla.
Para comenzar, como
costumbre, se leyeron las bitácoras que relataban la clase anterior. La primera
fue la de Erika. Debo admitir que me gustó mucho como escribe porque tiene un
estilo propio muy marcado y refleja mucho de su personalidad en las palabras
que usa y cómo las usa. El profesor,
Juan Cobos, dio un consejo para redactar mejor: cuando se vayan a nombrar
correcciones ortográficas en un texto estas deben ir en cursiva. Además, a
partir de su escrito nos dijo que la investigación social
se basa en el método cualitativo y cuantitativo y ninguno es más importante que
el otro.
La siguiente bitácora fue la de Juan
Manuel. En su caso, la leyó Valentina González y Cobos hizo una sugerencia
general: cuando leemos debemos tener buena actitud y leer con una sonrisa
porque eso se siente y refuerza el mensaje o información. También, debemos
modular más para no cambiar o tergiversar lo que se quiere decir. Para
ejemplificar esto nos contó una anécdota que vivió en el 2008. Él estaba
haciendo una especialización y tenía que asesorar a
una empresa de call center. Él y sus compañeros fueron a visitar la
organización y notaron que todos contestaban las llamadas sin ganas. Ahí estaba
el detalle para que la empresa no tuviese tanto éxito como quería. Como
investigadores, sugirieron ponerles un espejo al frente para que cuando
contestaran, se miraran y sonrieran. Así pues, la conclusión fue que el cliente
no lo ve, pero siente la actitud con la que le responden. Los mismo pasa cuando
leemos.
A partir del relato de
Juan Manuel y la importancia de lo que publicamos en redes, y ahora en el
repositorio, el profesor nos contó que Paula Galindo, conocida en el mundo de
Youtube como “Pautips”, hizo su tesis sobre la comercialización de cosméticos,
pero finalmente la quitaron del repositorio universitario porque solo tenía 8
referencias y daba una mala imagen de la Universidad del Rosario.
Definitivamente, todo lo que hacemos en el mundo globalizado y con ayuda de los
avances tecnológicos deja huella.
A continuación, Juan
Manuel y su compañera, Eimy, hicieron una exposición sobre el enfoque
cualitativo y cuantitativo. Primero, explicaron que una investigación lo que
hace es analizar fenómenos y problemáticas. Asimismo, nos dejaron claro que a
diferencia del enfoque cuantitativo en el que se sigue un proceso lógico y es
secuencial, lo cualitativo es más “alternativo”, por decirlo de alguna forma. Como
ejemplo pusieron el caso de un estudiante que quiere saber qué hace que una
persona dentro de su colegio sea considerada atractiva y conquistadora. En ese
caso, puede utilizar los dos enfoques: con el método cuantitativo tendría que
determinar unos objetivos, una pregunta problema, buscar una teoría y a partir
de ella sacar unas hipótesis, hacer preguntas y, en definitiva, deducir qué es.
Mientras que con el método cuantitativo solo se puede sentar en el patio del
colegio y observar qué funciona y qué no entre sus compañeros.
Con esta exposición
llegamos a la conclusión de que ningún enfoque es mejor que el otro, más bien
se complementan. Se podría citar el caso de la medicina general porque para
determinar la enfermedad de un paciente no solo se necesitan los resultados de
unos exámenes médicos (método cuantitativo), sino que también es necesaria la
entrevista que le hace el médico al paciente sobre los síntomas (método
cualitativo).
Después de esa investigación el profesor nos mostró el video de un
experimento social conocido como “El experimento Masmelo”. Se trata de un estudio que consiste en lo
siguiente: a un niño que está sentado junto a una mesa se le entrega un plato
con un masmelo dentro. El adulto que conduce el experimento le dice que saldrá
de la habitación a hacer algo y que volverá en 15 minutos. Si el niño no se come
el masmelo, como recompensa, recibirá un segundo dulce, pero si se lo come, no
recibirá nada más. En el experimento original participaron 32
niños. El resultado fue sorprendente. En general, sólo un tercio de los niños consiguió
aguantar hasta que volvió el adulto.
A los niños que participaron se les hizo un
seguimiento a lo largo de su vida y se determinó que los niños que fueron capaces de resistir la
tentación eran cognitiva, social y
académicamente más competentes y la capacidad de conseguir sus objetivos y manejar el estrés eran superiores a
las de los niños que no pudieron aguantar la tentación. Este estudio tuvo un enfoque
cuantitativo porque el investigador tenía el ambiente controlado.
En Colombia, en el 2015 la Universidad Manuela Beltrán
hizo el mismo experimento y está esperando a que los niños crezcan para saber
si se obtienen los mismos resultados. Esto refuerza el planteamiento de que las
investigaciones no siempre tienen que ser novedosas, pues se puede partir del
mismo principio. Esa era la tesis central de la siguiente exposición: ¿cómo se
originan las investigaciones?
Juan Pablo, Nicolás y su compañero explicaron que
toda investigación surge de las ideas y las fuentes de estas pueden ser
materiales escritos, piezas audiovisuales, la radio, los debates políticos y
las ideas que nos dan otras personas. También, expresaron que los motores para
impulsar las ideas son la inspiración, la oportunidad, la conceptualización, la
necesidad de resolver una problemática y la necesidad de cubrir huecos de
conocimiento.
Por otra parte, es
importante saber que para comenzar una investigación es necesario: conocer los antecedentes (estado del arte)
para evitar caer en la repetición de temas; se deben tener en cuenta los
criterios para generar ideas, es decir, que intriguen, sean novedosas, no
necesariamente nuevas, sirvan para elaborar teorías o solucionar problemáticas
o fomentar nuevos interrogantes; igualmente, que no sean temas muy generales,
se comparta la idea con personas cercanas, se reflexione, se encuentre el
enfoque de la investigación y se relacionen experiencias personales.
Cobos, para finalizar, nos
dio el ejemplo de que una idea de investigación surgió de los Juicios de Núremberg.
En uno de los juicios le preguntaron a un general nazi si volvería a hacer lo
que hizo y respondió que sí porque estaba siguiendo órdenes. Entonces, Stanlin
Milgran, un psicólogo norteamericano, hizo una serie de experimentos cuya finalidad era medir la
disposición de un participante para obedecer las órdenes de una autoridad,
incluso cuando estas órdenes pudieran ocasionar un conflicto con su sistema de
valores y su conciencia.
El
experimento Milgran consistía en un maestro
instruido para enseñar pares de palabras al aprendiz y, en caso de que
cometiera algún error, el alumno debía ser castigado
aplicándole una descarga eléctrica, que sería 15 voltios más potente tras cada
error. Si bien, la mayoría de los sujetos se sentían incómodos
haciéndolo, los cuarenta sujetos obedecieron hasta los 300 voltios mientras que
25 de los 40 sujetos siguieron aplicando descargas hasta el nivel máximo de 450
voltios. Esto reveló que cuando el sujeto obedece los
dictados de la autoridad, su conciencia deja de funcionar y se produce una
abdicación de la responsabilidad.
Ya eran las 9. El tiempo pasó
volando en esa clase. Salí rápido para llegar a la siguiente sesión de
Comunicación para el Desarrollo, pero no deje de pensar en esos experimentos.
Esos pensamientos siempre me llevaban a la misma frase de Nelson Mandela: “la
maldad es algo que las circunstancias, el entorno o la educación inculcan o
enseñan a los hombres: no es innata”.
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