Semana 15





BITÁCORA
07 DE MAYO

Ya casi llega el final del semestre. La sensación es muy diferente a la de los anteriores periodos académicos. Cuando estamos en las últimas semanas de clase, generalmente, veo pasar a los estudiantes con ojos cansados, tomando café, con muchos libros en sus manos y en grandes grupos mientras repasan temas importantes de sus respectivas materias. Sin embargo, este final de semestre será muy desemejante. Ya no sentiremos ese aire pesado y cargado de estrés. Ahora, cada uno vivirá la época más difícil y pesada para los estudiantes universitarios desde la casa, sin la posibilidad de darle una palmada en el hombro al otro para que se calme y se anime.

Definitivamente, nada es como antes, ni siquiera despertar. Tal vez, la ansiedad de las últimas semanas ha causado estragos en mí, razón por la cual ya no puedo dormir bien. Muchas veces, incluso antes de que suene la alarma ya estoy de pie. Ese fue el caso del jueves 7 de mayo. Me levanté a las 6:40 de la mañana, me preparé un café y encendí el computador para tomar la clase. Como de costumbre, Teams se demoró mucho en abrir y estaba preocupada. Entré a las 7:02.

Al conectarme escuché la voz del profesor, pero no estaba llamando lista. Él estaba hablando con Guadalupe. Le preste atención a la conversación y ella le mencionó que tuvo que comprar el libro de Rita Karanauskas, “Cazamentiras”, para poder hacer la exposición. La verdad me pareció una medida un tanto desesperada, pero el tema sonaba muy chévere e interesante, así que espero que haya disfrutado y aprovechado el texto.

Para comenzar, el profesor Cobos nos advirtió que había estado teniendo algunos problemas de conexión, por lo que, si en algún momento se desconectaba, debíamos tener paciencia. Como siempre, empezamos del todo la clase leyendo bitácoras. En esa ocasión, leímos la de Valentina Luque. En su escrito reflejó muchas emociones y sentimientos que está experimentando durante la cuarentena, ya que la escritura se convierte en un medio para desahogarnos y encontrar conexiones con otras situaciones. Es decir, se convierte en un método catártico.

Por otra parte, leímos la bitácora de Eri. Como es habitual en ella, escribió de una forma pulcra, profunda y emocional. Realmente, la forma de escribir y narrar situaciones dice mucho de una persona, como bien nos dice el profesor, todo comunica y, este caso, no podía ser la excepción. Se nota, por su texto, que es una persona muy detallista, ordenada, emocional, meticulosa y muy observadora.

Después de la lectura, el profesor nos comentó algo. El cerebro está adecuado para ayudarnos a ahorrar energía y es por eso siempre vamos por lo fácil, preguntar el porqué de las cosas. No hacemos otras preguntas porque preguntar más allá exige un esfuerzo de más. Es decir, inconscientemente nuestro cerebro busca la ruta fácil para evitar que nos esforcemos. Otra cosa importante que nos dijo fue que debemos renovar la licencia en el hipocampo a través de la escritura, ya que esta nos permitirá recordar con con mayor detalle. Por ejemplo, es importante llevar un diario. Las personas exitosas llevan un diario.

Además, Cobos mencionó algo que yo había escuchado en otra parte. “Nadie sabe todo, todos sabemos algo. Siempre  se puede aportar algo”. En verdad, esta expresión me parece muy cierta y la tengo presente desde el semestre pasado. La profesora Ana María Olivos  de teorías de la comunicación II en algún momento lo señaló. Cuando hablamos del espectáculo y la apreciación del arte, la profesora nos decía que en algún momento un campesino fue a una galería de arte y se quedó parado en frente de una pintura de una persona sacando unas zanahorias. En ese momento, un experto en arte se acercó en intentó “humillarlo” de cierta forma al hablarle sobre la técnica, las texturas, los colores, las formas, etc, y decirle que no entendía lo que hacía allí si no sabía nada de pintura.

El campesino, muy educado, le dijo que tal vez el no conocía esos conceptos, pero si podía hablar de lo que reflejaba la pintura. Le dijo que él sabía en qué condición tuvo que estar la tierra para sacar las zanahorias, el proceso para producir esas zanahorias, las herramientas que se tuvieron que usar y demás procesos necesarios para producirlas. Así pues, la conclusión fue que él sabía trabajar a tierra y la otra persona sabía de arte. Él le podía explicar el contexto de la foto y el experto en arte los conceptos necesarios. En definitiva, llegué a la misma conclusión. Por poco que una persona sepa, siempre sabe algo que otro no.

Esta reflexión dio paso a la siguiente parte de la clase. En la sesión anterior habíamos hablado del metamodelo y cómo este optimizaba a través de preguntas el 7% que representa la comunicación verbal en el ser humano. Ahora, venía un tema que nos ayudaría a entender mejor la comunicación no verbal, que a pesar de representar el 93% del proceso, muchas veces, no le prestamos la suficiente atención.

De esta manera, comenzó la exposición de Guadalupe y su grupo sobre el libro “Cazamentiras” de Rita Karanauskas, una experta en comunicación no verbal. Así, nos explicaron que una mentira es un acto en el que alguien toma una decisión deliberada para inducir al error a otra persona. Los tipos de mentiras pueden ser de omisión, es decir, se retiene información; o mentiras falsificadas, o sea, se presenta información falsa como verdadera.

Para detectar a un mentiroso, más allá de prestarle atención a las palabras, se le debe prestar atención al cuerpo y a los gestos. Es decir, estar atentos a los cambios de voz, de comportamiento, de apariencia, de lenguaje corporal o de gestos faciales. También se deben tener en cuenta 4 filtros: el contexto, si es un espacio controlado o abierto; la congruencia, la armonía de la comunicación no verbal de una persona consigo misma; la consistencia, que la persona no se desvíe de su comportamiento base; por último, el conjunto, es decir, como se manifiestan en conjunto las expresiones y comportamientos.

Básicamente, el punto de partida para descubrir a un mentiroso es el miedo. Es un sentimiento natural de los seres humanos y es uno de los que más causa reacciones fisiológicas como el congelamiento, la necesidad de huir o de pelear. Por ejemplo, esto se manifiesta en la sudoración, los cambios de coloración en la piel, la frecuencia cardiaca, cambio en el tamaño de las pupilas o en la temperatura corporal.  

Como mencionaba el profesor de Comunicación Política, los niveles de favorabilidad de muchos personajes públicos o políticos caen debido a una falta de comunicación no verbal adecuada. Temas como el sí y el no, uno de los conceptos que abordaré en mi exposición en la clase, la incongruencia de las microexpresiones con lo que se está diciendo, el tono de la voz o la postura pueden fortalecer el mensaje de un discurso o hacer que el mismo no llegue o sea pasajero.

En conclusión, ahora entiendo un poco mejor la metodología de investigadores y programas como los que me gustan ver: Sherlock Holmes, The Mentalist, CSI  Miami, CSI Las Vegas o Investigation Discovery. Siempre el culpable es el menos esperado, el que ha aprendido a manejar su miedo y, en parte, su lenguaje corporal, pero que ha olvidado prestarle atencón a los detalles y no puede controlar sus microexpresiones. Pequeñas acciones lo delatan. El cuerpo y la cara, por más que se trabaje en ellos, pueden traicionar.




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